Arriban miles de peregrinos a la Basílica de Guadalupe. Se suman Santa Catarina, Tierra Blanca, San Luis de La Paz, San José Iturbide y más.
- PabloRamirez/OscarRamírez

- 28 jul
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Ciudad de México, 27 de julio del 2025. Se cuentan por miles, decenas de grupos de mujeres y hombres provenientes de la Diócesis de Querétaro y de Celaya, quienes el pasado domingo arribaron a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Luego de su largo recorrido por caminos y carreteras de México, la gran columna de las y los peregrinos realizaron su entrada con bailes, alegría y con la dicha de rencontrarse con la Virgen de Guadalupe.



No cabe duda que México tiene su reina y se le venera con fe y con devoción, cientos de kilómetros recorridos para llegar muy temprano a visitar a la morenita y para agradecer los milagros, mientras que otros se encomiendan a su sagrado manto pidiendo su favor.
En esta peregrinación no hay distingo alguno, tampoco de edad pues se aprecia a niñas y niños que apenas inician su primer año de peregrinaje, como también se observa la presencia de ancianas y ancianos, que desde hace décadas, y de manera ininterrumpida, han hecho esta travesía que les llena de satisfacción a quienes recibieron medalla por un andar de hasta 75 años continuos.


Guanajuato y la región noreste, no fueron la excepción, pues pues la travesía para muchos fieles, inició desde Atarjea, a quien se les fueron sumando municipios, circunvecinos, Santa Catarina, Tierra Blanca, San Luis de La Paz, San José Iturbide, y algunas localidades pertenecientes al decanato.


Quien ha tenido la experiencia de un largo peregrinar, sabrá que no es fácil. Las largas jornadas de camino, las rozaduras y las ampollas en los pies, las dificultades para ir al baño en el camino, los dolores musculares y el infame sol que calienta el asfalto se sienten más en cada kilómetro recorrido ¿Lo vale? Por supuesto que lo vale. La experiencia del recorrido y la devoción superan las adversidades. Los rezos y cantos en coro como mantras que se escuchan hasta el cielo te llevan a la reflexión. Las bocinas y las canciones al unísono de las y los peregrinos anuncian su llegada. La imponente columna humana que se divisa a kilómetros se convierte en protagonista de los hermosos paisajes. La gente, familiares y amigos los reciben en algunos descansos con comida, agua fresca, fruta y con una singular sonrisa. Las pláticas y los consejos de los compañeros también forman parte de esta experiencia.

Lo anterior, son solo algunas de las vivencias más bonitas de lo que se percibe en una de las peregrinaciones católicas más grandes del país en donde se venera a la reina de México.








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